El microchip que llevan insertado, generalmente, los perros en el lateral izquierdo del cuello es muy pequeño, su tamaño es incluso menos que un grano de arroz. Cada uno de estos diminutos dispositivos tiene un número único que se registra en una base de datos, es como el DNI de nuestro animal.
Esta base de datos es una gran fuente de información, ya que es donde aparece toda la información de contacto del animal. Es decir, leyendo el microchip podemos saber el nombre del dueño, la dirección del domicilio o el número de teléfono.
La implantación del microchip es indolora, ya que se realiza mediante un aplicador estéril y no requiere de sedación del animal.
El aparato consta de unos elementos electrónicos que contienen información en forma de código alfanumérico y va recubierto por una cápsula que garantiza que el animal no sienta que lo lleva.
Además, es obligatorio, ya que fue implantado en el sistema español desde la Ley 11/2003, de 24 de noviembre, donde establece en su artículo 17.1 que “deberán ser identificados individualmente mediante sistema de identificación electrónica normalizado, implantado por veterinario, dentro del plazo máximo de tres meses desde su nacimiento”.
Su coste puede variar dependiendo de donde vivas o de las tarifas de tu veterinario, el precio varía desde los 15 hasta los 40 euros. También hay diferentes tipos de aparato, en Europa es habitual el uso de los ISO.
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— Simon Dikens Tue Jul 27 06:11:27 +0000 2010
Cuando un perro aparece suelto por la calle y lleva collar, en lo primero que hay que fijarse es si tiene en él una chapa identificativa en la que aparezca el número de contacto. Además, es posible que en esta chapa aparezca especificado si el animal tiene colocado un microchip.
En el caso de que no lleve esta chapa, es posible que en el mismo collar lleve grabado algún otro identificativo o incluso grabada en él la palabra ‘microchip’ para alertar a posibles ladrones de que dicho animal tiene, además de dueño, una identificación permanente.
Si todavía seguimos sin encontrar ninguna pista, debemos papal suavemente debajo de su piel. Aunque el microchip es muy pequeño, sabemos que se encuentra en el cuello, concretamente entre los omóplatos.
Además, está revestido con una capa de metacrilato, que podemos sentir con la yema de los dedos al palpar ejerciendo una suave presión sobre el cuello. Así que, con todos estos datos, es posible que lo identifiquemos con facilidad si es que lo lleva insertado.
No obstante, cabe la posibilidad de que si el microchip lleva puesto mucho tiempo se haya desplazado ligeramente, por lo que debes tocar al animal un poco más alrededor de la zona.
Y ¿cómo puede leerse este tipo de microchip? Los veterinarios pasan un escáner por la piel del perro y, de esta forma, pueden saber si el animal se ha perdido o es callejero, en el caso de que se lo hayan encontrado por la calle sin dueño.
Una vez hechas estas averiguaciones básicas, lo recomendable es que acudas al veterinario. Allí será donde realmente puedan saber si el perro tiene o no microchip y, en el caso de que así sea, le pasarán un lector especial para poder leer los datos que lleva insertados.
Es habitual que los veterinarios tengan este tipo de escáneres y suelen leer los datos de forma gratuita.
Por otro lado, puedes llamar a la Policía. Los agentes se encargan de verificar si el animal tiene el dispositivo para poder localizar a su dueño.
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