Robots asesinos, amenaza más allá de la ciencia ficción

Estamos en el techo del edificio Bradbury, en una ciudad de Los Ángeles sumida en una eterna lluvia ácida, entre luces de neón, autos voladores y anuncios publicitarios.

Es el futurista mes de noviembre de 2019, cuando el replicante Roy Batty, la máquina de guerra más perfecta jamás construida por el ser humano, tiene pescado de la mano, a punto de caer al vacío, al detective Rick Deckard, quien hasta antes de ese momento era el encargado de “retirarlo”.

La Tyrell Corporation creó a este Nexus 6 a imagen y semejanza de los hombres, con una conciencia, pero con vida limitada y diseñado para la obediencia y sumisión.

Robots asesinos, amenaza más allá de la ciencia ficción

Pero como casi siempre pasa en las películas de ciencia ficción y distopía, el robot y su grupo se rebelan contra sus creadores. En este caso, Batty sólo quiere más vida y ha regresado a la tierra para que su “padre”, el “dios de la biomecánica” Eldon Tyrell, se la conceda de alguna forma.

La naturaleza androide de los Nexus 6 no les privó de la experiencia sensorial ni de la ilusión de su propio yo: Batty es capaz de plantearse su existencia y de aceptar la incertidumbre de su destino. "Es hora de morir", se dice a sí mismo cuando, ya sin esperanzas, salva a su perseguidor Deckard de una muerte segura y lo deja vivir.

Doble Vía

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