En conversación con DIARIO LAS AMÉRICAS sobre los retos que se presentan en el ejercicio de la profesión de los últimos tiempos, Ubieta no duda en asegurar que uno de los principales cambios que ha observado, gracias a los avances de la tecnología y con el que tiene que tener sumo cuidado, es la multiplicación de las fuentes, ya que no todas son confiables.
“Hay que buscar siempre fuentes que sean serias. Con los años uno va afinando el ojo para ver los detalles que me pueden hacer pensar que algo está manipulado, si es una media verdad o si tiene una orientación más allá de la que sea solamente informar.”, señaló.
Después amplió: “Sobre las noticias que me interesan consulto varias fuentes que trato de que sean conocidas. Es decir, que sean fuentes con las que he trabajado y conozco cómo es su manera de tratar la información. Cotejo entre varios medios para ver qué tan real puede ser”.
Ante el auge de las redes sociales, Ubieta recalcó que éstas “no son un medio de comunicación”, por lo que tratar de informarse a través de ella “es el primer error que se puede cometer”.
“No uso las redes sociales para informarme de absolutamente nada y eso es parte del muro de contención contra las noticias falsas”, resaltó, aunque admitió que en algunas oportunidades se ha equivocado con la publicación de hechos que no han resultado ser cierto.
“Lo que trato de hacer ante la arremetida de las redes sociales como medios de comunicación o información es evitar informarme por las redes sociales. A menos que sea la red social de un medio de comunicación. Aunque hay situaciones como la de Cuba, Venezuela o Nicaragua que deben remitirse a ellas porque en muchos casos no hay información en las fuentes tradicionales”, subrayó.
Ubieta mencionó que desde la masificación de los celulares inteligentes “todos son reporteros”, pero la diferencia está en que el periodista se basa en dónde, cómo, cuándo y porqué.
“Busco de quién es la información. Quién mandó el material, ya que cuando se viraliza una historia, puede modificarse mientras se va haciendo más conocida y es posible que la décima persona que la recibe, tenga una historia diferente a la original. Pero en países como Cuba, no queda más remedio que revisarlas y tratar de que no se confundan los hechos en cuanto a los lugares y las fechas”.
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— C D Wed Mar 02 16:40:20 +0000 2011
Para Lourdes Ubieta, quien es licenciada en Estudio Internacionales de la Universidad Central de Venezuela, tiene un máster en Comunicación en el McGill University de Canadá y una especialización en Negocios en la Universidad de Miami, en este momento la responsabilidad como comunicadora es mucho mayor, ya que “estamos viendo cómo se desarrolla la historia frente a nuestros ojos, sobre todo en el caso cubano”.
Para esta profesional es necesario tratar de conseguir el equilibrio entre lo que se quiere ver y lo que realmente es. “Es muy importante no dejarse llevar por la emoción en los casos de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Y tratar de mantener la sindéresis en estos momentos de tantas emociones es lo que más me cuesta”.
“Mi impresión es que ya no existe eso de que el periodista no se involucre. Además, te lo dice el índice de audiencia. En EEUU los programas donde los presentadores opinan se involucran, discuten, cuestionan y ponen su opinión sobre la mesa. Esos son los que más audiencia tienen. La gente quiere la participación del presentador. Te lo dicen los números y esto se replica en los programas de radio”, aseguró.
“Considero que hay un límite. El presentador o periodista pueden expresar su opinión, pero no se puede imponer a la audiencia Es allí donde está el detalle. Te doy mi opinión, pero no te la impongo, ya que eso cruza la línea roja del respeto al televidente o al radio escucha. Hasta en un programa de opinión hay una línea roja que no se debe pasar por respeto a tus espectadores”, aclaró.
Aunque Ubieta considera que el público de Miami es el más difícil para el cual ha trabajado, ya que su audiencia está compuesta de personas de diversos orígenes, desde 35 hasta 85 años, con cubanos primero, venezolanos, nicaragüenses, hondureños dominicanos, colombianos y panameños; por lo que sus temas deben ser bien escogidos para captar la atención de estos radioescuchas y que prefieran oír “a esta venezolana hija de cubanos” y no cambiar el dial o poner un podcast.
La clave del éxito para Ubieta ha sido su constancia en el trabajo, la dedicación que le pone a lo que emprende y decirle no a la mediocridad.
“Asumí el reto de tomar el horario de 4 a 6 de la tarde. Cuando inicié no tenía ninguna marca en los índices de Arbitron, (empresa encargada de medir la audiencia de las emisoras). Hace dos meses llegamos al segundo lugar, con un crecimiento del 171% y solo medio punto me separa del primer puesto. Esto me impulsa a seguir trabajando con más entusiasmo”, reflexionó.
Para ella la principal recomendación es “ser suficientemente flexible para saber trabajar en grupo. Ser determinado en el trabajo y siempre decirle que no a la mediocridad”.