La escasez de chips comienza a transformarse en un problema mayor. Aunque parecía ser un asunto circunscrito a la industria automotriz, se extiende hacia las compañías electrónicas, como los fabricantes de teléfonos inteligentes.
A finales de 2020, la compañía alemán Volkswagen se convirtió en el primer fabricante de automóviles en reconocer que la escasez de semiconductores había provocado retrasos en su producción. Más tarde se sumaron Ford y General Motors.
El asunto incluso se transformó en una de las primeras preocupaciones del presidente de Estados Unidos Joe Biden, que ha evaluado la posibilidad de asignar fondos para promover la fabricación de estos suministros en Estados Unidos.
Los semiconductores, conocidos de manera popular como chips, son un componente esencial para el funcionamiento de una amplia gama de productos cotidianos, desde teléfonos celulares hasta computadoras, televisores y refrigeradores de última generación.
Los semiconductores, también llamados microchips, son dispositivos fabricados a base a silicio y están compuestos por millones de transistores, que actúan como pequeños “interruptores” para controlar el movimiento de los electrones.
La disposición de los transistores determinará la función del chip, que puede servir para procesar grandes cantidades de datos (las CPU y GPU de las computadoras) o para su almacenamiento (discos duros o memoria RAM), por ejemplo.
La escasez de chips comenzó tras la pandemia del coronavirus. Con un porcentaje importante de la población confinada en sus hogares, la demanda mundial de automóviles se desaceleró.
Esto provocó que las empresas de automóviles redujeran la producción, así como las compras de insumos necesarios para su fabricación, entre ellos, los semiconductores.
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En paralelo, la demanda de chips se disparó por parte de empresas que fabrican computadoras y otros equipos que permitían a los empleados trabajar desde casa.
Cuando se recuperó la producción de automóviles, la industria automotriz enfrentó una escasez de semiconductores.
Los analistas estiman que los suministros de semiconductores automotrices podrían no volver a la normalidad durante un par de trimestres.
Hasta ahora, la escasez se había centrado en chips fabricados con tecnología más antigua, en lugar de los procesadores de teléfonos más avanzados.
Sin embargo, un reporte de la agencia Reuters aseguró que el fabricante estadounidense Qualcomm lucha por responder a la demanda de chips para teléfonos y otros dispositivos.
La demanda de chips de Qualcomm se ha disparado en los últimos meses, a medida que otros fabricantes de teléfonos Android buscan ganarse a los clientes que abandonan Huawei.
Qualcomm ha tenido dificultades para satisfacer esta demanda superior a la esperada, en parte debido a la escasez de algunos subcomponentes utilizados en sus chips.
Uno de los mayores afectados es Samsung Electronics, que estaría experimentando problemas en la producción de modelos de gama media y baja.
Sin embargo, otras versiones citadas por Reuters apuntan a que también habría problemas con la producción de chips de última generación, como el Snapdragon 888.
Las limitaciones de Qualcomm muestran cómo los problemas en un área de la compleja cadena de suministro de chips –que establecen planes de producción en masa con años de antelación–, pueden afectar a otras.
“Aún tenemos una demanda básicamente más alta que la oferta”, afirmó el presidente ejecutivo entrante de Qualcomm Cristiano Amon durante la reunión anual de la compañía.
La escasez de chips, que ha provocado compras de pánico, reduce aún más la capacidad y aumenta los costos incluso de los componentes más baratos de casi todos los microchips, dijeron expertos de la industria.