«Sólo hay una guerra que puede permitirse el ser humano: la guerra contra su extinción«. Es una de las frases más célebres del escritor de ciencia ficción, Isaac Asimov. Lo que no sabía es que, a medida que el tiempo ha ido avanzando en el calendario, sus palabras han ido cobrando cada vez más sentido.
El mundo está en plena revolución. No es un tabú. Ya pasó en la era industrial en los albores del siglo XIX. Pero ahora la tecnología está poniendo todo patas arriba. Otra vez. Pocas personalidades no hablan ya de las transformaciones que vienen: desde la inteligencia artificial y la robótica, al big data, los vehículos autónomos, y el 5G. Son las denominadas megatendencias.
El entorno de la inversión no está de espaldas a este cambio transformador que cada vez va cobrando más fuerza. En los últimos años han emergido los conocidos como fondos de inversión temáticos. Unos productos que beben de estas grandes tendencias de futuro y de los que se prevé que se puedan acumular importantes rentabilidades derivadas de esta revolución que ya está en curso.
La estrategia de invertir en el mañana pasa por el ahora. Así lo ven gestores de fondos y expertos de toda índole vinculados a la gestión de activos. Lo fundamental es apostar desde ya en aquello que va a generar rendimientos en la década que se abre en la era poscovid. «En lo que afecta al comportamiento de los inversores, las decisiones con enfoque temático suelen ser más fáciles de aguantar en el tiempo«, comenta Diego Fernandez Elices, director general de inversiones de A&G Banca Privada.
En otras palabras, exponerse a tendencias de crecimiento secular en los mercados, tiene el potencial de superar la rentabilidad del mercado en general. La referencia es que los fondos, en concreto, están experimentando un fuerte resurgimiento del interés debido a la enorme demanda de los clientes —especialmente los clientes minoristas— que, en general, tienen un buen conocimiento de la política de inversión.
«Asimismo, al gozar de una mayor libertad de movimiento, evita las limitaciones propias de la inversión estrictamente sectorial, por lo que ofrece a los gestores activos la oportunidad de demostrar que son capaces de generar valor», opina Andreas Fruschki, director del equipo de renta variable temática de Allianz Global Investors y gestor del fondo Allianz Thematica.
Focalizarse en estos grandes temas del futuro tiene sus ventajas. Y es así por catalizadores o impulsores que actúan como un trampolín de cara a los próximos años. Es como el barco que viaja por el mar con el viento soplando por popa. Pues con las grandes tendencias sucede lo mismo.
«Todas ellas están adquiriendo rápidamente mayor relevancia a medida que la humanidad consume una proporción cada vez más grande de los recursos de la tierra, mientras que su reto se está superando gracias a la rápida aceleración de la innovación que está impulsando una transformación tecnológica en prácticamente todos los sectores y grupos industriales«, describe el equipo de Schroders.
En pocas palabras, ofrece ventajas como la estabilidad y la predictibilidad de los flujos de caja, la preservación del capital gracias al valor intrínseco de los activos, una baja correlación con otras clases de activos, protección frente a la inflación, o baja volatilidad. «Esto se traduce en un perfil retorno riesgo muy atractivo», dicen los expertos de Altamar.
Invertir en fondos temáticos proporciona diversificar, ya que permite participar en la financiación de empresas innovadoras que están bien posicionadas para afrontar los retos del futuro y beneficiarse de esos vientos de cola del crecimiento secular. «Estamos convencidos de que este tipo de negocios probablemente estarán por encima del resto del mercado», asegura Jacques-Aurélien Marcireau, codirector de renta variable de Edmond de Rothschild Asset Management.
El relato da que pensar sobre cuáles son esas grandes megatendencias que claramente están detrás de los profundos cambios estructurales que estamos viviendo y que pueden hacer crecer el dinero invirtiendo a través de fondos. La lista es casi interminable.
Esquematizar se antoja como la tarea más importante. No todas las innovaciones son iguales. Los expertos coinciden en las áreas que aglutinan una mayor capacidad de crecimiento y que arrastran una gama de productos en los que invertir más amplia: robótica, inteligencia artificial, 5G, electrificación, vehículos autónomos y energías verdes. El potencial es casi desconocido por su magnitud.
Para identificar a estos ganadores dentro de un fondo es necesario un enfoque activo basado en análisis. Requiere de experiencia, según Nabil El-Asmar Delgado, Country Head de Vontobel AM en Iberia: «Los fondos activos ofrecen una forma atractiva de aprovechar estas oportunidades de invertir en las tendencias que darán forma al mundo del mañana».
Profundizando, la tecnología y los sectores relacionados, especialmente la Inteligencia Artificial (IA) y la robótica, ofrecen de las oportunidades de inversión en temáticas a través fondos de inversión más importantes. Las mejores acciones de estas empresas utilizan a diario procesos como el aprendizaje automático y las redes neuronales.
El crecimiento de la IA es envidiable. Un informe de 2020 de Grand View Research estimó que el tamaño del mercado mundial era de 39.900 millones de dólares en 2019 y proyectó una tasa de crecimiento anual compuesto del 42,2% entre 2020 y 2027. Realmente espectacular.
El impacto previsto es gigante: el uso generalizado de estas tecnologías podría duplicar las tasas de crecimiento económico de muchos países avanzados de aquí a 2035. Se espera que la inteligencia artificial impulse un aumento del PIB global de 15,7 billones de dólares hacia 2030, convirtiéndola en la mayor oportunidad comercial de la economía actual.
El FMI descubrió que el aumento de la densidad de robots en el sector manufacturero no sólo se asocia a una mayor productividad, sino también a una mayor satisfacción en el trabajo, ya que libera tiempo para tareas más satisfactorias.
El espacio de la Inteligencia Artificial es muy diverso para centrar el tiro en las estrategias de inversión. Pero se pueden extraer preferencias. Chris Gannatti, director de análisis de Europa en WisdomTree comenta que ven entusiasmo en áreas como el diseño generativo, la automatización de procesos robóticos, el procesamiento del lenguaje natural y la visión por computadora.
«El ritmo acelerado de la innovación en IA significa que las empresas deberán identificar e implementar nuevas estrategias comerciales relacionadas con esto o se encontrarán en desventaja frente a sus competidores», profundiza Gannatti.
«El impacto de la IA es muy amplio, se adoptará de forma horizontal en todas las industrias e impulsará nuevos niveles de productividad, ahorro de tiempo y mejoras, de tal forma que podría tener un impacto en la sociedad incluso mayor que la llegada de Internet», apunta Fruschki.
En este espacio, compañías como Roku, Tesla, Amazon, General Electric, Zoom Technologies son algunas de las apuestas preferidas por parte de los gestores de fondos ocupando un importante peso de las carteras. Todas, con una gran vinculación con este espacio y con la realización de grandes inversiones en cuanto al desarrollo de la in-teligencia artificial se refiere.
A todo esto, hay que sumarle que el 5G y las nuevas redes de comunicaciones inalámbricas permiten resolver teóricamente los problemas de latencia y también podrían permitir la introducción de la IA en la nube, para impulsar aún más los nuevos mercados de la robótica.
Además, a medida que las innovaciones se amplíen, las economías de escala significarán que el coste de producción y la compra de estos robots se reducirá. «En consecuencia, es probable que se generalice su uso en una gama más amplia de industrias, ya que la economía los hace mucho más asequibles», ensalzan los expertos de Schroders.
El aumento de las capacidades robóticas está ganando cada vez más atención. Existe mucha conectividad entre la robótica y los sistemas que controlan los robots, que en muchos casos pueden beneficiarse de diferentes técnicas de inteligencia artificial y aprendizaje automático. «Los sistemas robóticos que aumentan la capacidad humana, como los que se utilizan en cirugía como ejemplo, también son muy interesantes en el momento actual«, profundiza Gannati.
Con estos catalizadores, en las carteras de fondos de robótica prevalecen firmas de gran relevancia como Alphabet (matriz de Google), Siemens, Lam Research, Synopsis o Intel. Son firmas que dedican gran parte de su presupuesto a las innovaciones robóticas y que, ante un avance fulgurante de esta tecnología tienen el entorno mucho más allanado para crecer.
Por otra parte, las inversiones en la nube y en la seguridad de los datos serán más relevantes. «Actualmente, sólo uno de cada 100 dólares gastados en servicios en la nube se destina a cortafuegos y seguridad, de modo que, a largo plazo, este porcentaje debería aumentar considerablemente», indica Jan-Christoph Herbst, gestor del fondo Main-First Global Equities Fund, MainFirst Global Equities Unconstrained Fund & el MainFirst Absolute Return Multi Asset.
«Creemos que la cantidad total de datos a nivel mundial se multiplicará por 10 en solo cinco años, impulsada por la inteligencia artificial, la disponibilidad de una potencia de procesamiento más rápida, las criptomonedas, las plataformas de consumo como Netflix o Facebook, los sistemas de videoconferencia, la lenta sustitución de la televisión y la radio por los servicios de streaming«, agrega Herbst.
El cambio hacia un nuevo modelo de movilidad es otro punto destacable en las tendencias de los próximos años. Muestra de ello es que España ha anunciado su intención de que el grueso de las ventas de vehículo para el 2030 sean eléctricos. «Todo esto va a impulsar la creación de un nuevo ecosistema de nuevas empresas en torno a la electrificación del transporte», destaca el equipo de Altamar.
Las perspectivas siguen siendo sólidas: los últimos años han sido fundamentales en todas las dimensiones disruptivas de la movilidad como la conducción autónoma, conectividad, electrificación y movilidad compartida. Según un estudio de McKinsey, las ventas de vehículos eléctricos (VE) han batido récords a nivel mundial y estos han cobrado mucha más importancia en la conciencia pública de los principales merca-dos automovilísticos, como Europa.
Un aspecto clave de un mundo más sostenible será la electrificación de los automóviles. Para 2030, Noruega, Israel, India, Bélgica, Reino Unido y Dinamarca prohibirán la venta de coches nuevos de estas características. «Se espera que la demanda de energía en el sector del transporte crezca gracias a la demanda adicional de carga de los coches eléctricos», dice Martina Macpherson, Head of ESG Strategy, ODDO BHF Asset Management & Private Equity.
Muchos países están indicando un cierto punto futuro, como 2030 o 2040, después del cual los vehículos con motor de combustión interna ya no estarán disponibles para nuevas ventas. «Los inversores pueden optar por centrarse en los fabricantes de vehículos reales«, señala Gannatti.
La tendencia a la electrificación requiere una red eléctrica más basada en las fuentes renovables para desarrollar todo su potencial frente a los coches con motores de combustión. Es innegable. Por eso, queda una larga autovía por recorrer.
En lo relativo al vehículo autónomo los horizontes de maduración son algo más largos, aunque ya se están dando pasos para su logro, primero en la tecnología y en segundo lugar en el fortalecimiento de las infraestructuras de telecomunicaciones a las que se hacía referencia en la pregunta anterior para contar con capacidad de red para que todos los vehículos estén conectados.
En este segmento sobresalen en las carteras compañías como Alphabet con el proyecto Waymo, o Tesla por los esfuerzos hacia la conducción autónoma. Son nombres que apuntar y que tienen capacidad para liderar el crecimiento a futuro.
«Si bien todavía no tenemos automóviles verdaderamente autónomos en muchas ciudades, más allá de casos más limitados como Waymo en Arizona, hemos visto muchas tecnologías nuevas que podrían ser pasos incrementales hacia la conducción autónoma que podrían hacer que la conducción sea más segura«, aporta Gannatti.
La evolución hacia una economía más sostenible resulta otro de los puntos que recibe la luz de los focos de los expertos en megatendencias. De hecho, Bill Gates prestó mucha atención a la energía verde con su reciente libro Cómo evitar un desastre climático. Fue notable que separó los conceptos de energía solar y eólica, de la energía nuclear o geotérmica.
Este probablemente sea el sector que más inversión privada va a atraer en los próximos años. España, junto al resto de países de la Unión Europea se ha comprometido a que para el 2030, al menos el 32% de la energía consumida provenga de energía limpia. Quiere ir más allá y se ha marcado la meta de alcanzar el 42% de cuota. Estos objetivos implican instalar 30.000MW en proyectos solares y 22.000 MW en proyectos eólicos, lo cual brinda oportunidades.
«A pesar del enorme avance que se ha hecho en España, si comparamos estas cifras con la potencia actual instalada, implica construir un parque eólico prácticamente igual al existente hoy y el doble de la potencia instalada en solar», explican los expertos de Altamar. Solo el uso del carbón en la generación de electricidad representa casi un tercio de las emisiones mundiales de CO2 relacionadas con la energía. Europa es pionera en energías limpias y tiene el mercado más maduro.
Estados Unidos tiene un gran potencial de recuperación, especialmente con el apoyo de los demócratas. Para Marcireau, el objetivo de neutralidad del carbono para 2060 es también un gran apoyo. Y no solo eso. También, lo es la inversión de Estados Unidos de 2 billones de dólares en energía limpia y la descarbonización total del sector eléctrico para 2035, con el fin de alcanzar un objetivo mayor de emisiones netas de carbono cero para 2050.
«El potencial de aumento de la demanda de energías renovables, a nivel mundial, así como la electrificación de los sectores del transporte y la industria y los planes de las empresas de petróleo y gas para aumentar su participación en la cadena de valor de la electricidad, están acelerando la convergencia de la industria energética«, describe Macpherson.
El hidrógeno es un segmento bastante nuevo y las tasas de crecimiento serán impresionantes. Sin embargo, los inversores tienen que ser conscientes de la incertidumbre que rodea al mercado potencial y al panorama altamente competitivo de las pilas de combustible y los electrolizadores.
Por tanto, estas tendencias requieren por sí solas un aumento significativo de las energías renovables. «Pero para el transporte pesado y la navegación, los procesos industriales como la producción de acero, el almacenamiento de energía de larga duración para la red y algunas formas de calefacción, la solución tecnológica parece que pasa por el hidrógeno verde, otra de las futuras revoluciones», argumenta el equipo de Schroders.
MYR Group, Livent, Ameresco, Albe-marle, ChargePoint Holdings o Daqo New Energy son ejemplos, algunas de las empresas con un mejor posicionamiento para el avance hacia una transición energética del marrón al verde. El presente está claro, aunque el futuro esté por escribir.