De izquierda a derecha en la primera fila: Antonio Aspas (Buy & Hold), Antonio Jiménez (GVC Gaesco), Araceli de Frutos (Araceli de Frutos EAF) y Jesús Villegas (Renta 4 Banco). En la segunda fila: Isabel Giménez (FEBF), Jorge Pérez (Libertas 7), José Manuel García (ATL Capital) y José Luis Flores (A&G Banca Privada). En la tercera: Luis Herrero (Singular Bank), Marc Leutscher (gCapital) y Mónica Blesa (Caixa Popular). Y en la cuarta: Vicente Carpio (Finest Portfolio), Pilar Lloret (Nao) y Ricardo González (GPM)
VALÈNCIA. Analistas, operadores, gestores e inversores en particular despidieron 2020 viendo como el Ibex 35 se quedaba rezagado -con una subida del 7,9%- frente a los avances a doble dígito de los principales índices bursátiles europeos... y todavía más de los estadounidenses. Es lo que tiene no contar con valores tecnológicos y, por el contrario, estar muy concentrado en compañías del sector bancario. El selectivo español se revalorizó a un solo dígito, pero cuanto menos avanzó frente a la caída del 15% del año anterior.
Un ejercicio marcado por segundo año, sin duda, por las políticas monetarias de los bancos centrales del planeta para hacer frente a la covid-19. Sin embargo, y al contrario de lo sucedido en 2020, ya se atisba en el horizonte el fin de los 'tipos cero' en plena escalada inflacionista. Un IPC que en España se sitúa en máximos de 1992 ante el espectacular encarecimiento del precio de la luz y roza ya el 7%. Palabras mayores.
Mientras tanto Estados Unidos ya iniciado su particular 'tapering' o retirada de estímulos monetarios y yendo un paso más allá Reino Unido directamente ha subido los tipos de interés; pero no así en la Eurozona donde el Banco Central Europeo (BCE) se mantiene al margen de la ortodoxia, tal y como lo dejó claro en la reunión del pasado 16 de diciembre su presidenta Christina Lagarde.
Pero nada mejor que conocer la opinión de catorce voces autorizadas como son las de los expertos consultados por este diario, que les ha planteado qué esperan en 2022 de las bolsas en general y de la española en particular. A continuación sus respuestas:
Ricardo González, gestor de fondos de GPM
El ejercicio 2021 se ha caracterizado por ser extraordinariamente poco volátil, especialmente en las bolsas americanas. De media, a lo largo de la historia del S&P 500 en algún momento del año las bolsas experimentaron retrocesos promedio del 16,52% desde máximos. En este año 2021, el retroceso máximo fue del 5,21%, es decir, menos de un tercio de lo habitual. Un escenario muy tranquilo para los bolsistas estadounidenses, que será difícil vuelva a repetirse en 2022.
En lo que respecta a la renta variable española, decir que ha seguido en la misma línea que en años anteriores: rindiendo menos que el conjunto del mercado. Mientras que las bolsas americanas han ascendido más de un 25% y las europeas más de un 20%, la bolsa española apenas ha acumulado avances del 4%. Esta circunstancia supone un claro coste de oportunidad para los inversores y viene siendo la tónica habitual desde hace muchos años; mientras las perspectivas son de que esta circunstancia se mantenga de cara al próximo ejercicio.
De cara a 2022, el escenario sigue siendo favorable para la renta variable estadounidense, especialmente si no aumentan en exceso los rendimientos de la renta fija, ya que esto seguirá favoreciendo un flujo de dinero constante hacia la renta variable. Por su parte, y de cara a diversificar la cartera, tampoco perdería de vista a las materias primas, que lo siguen haciendo muy bien, con rendimientos que están siendo superiores a los de la renta variable y con una volatilidad muy similar.
Jorge Pérez, director de Inversiones de Libertas 7
Tenemos en un lado de la balanza un -todavía- fuerte apetito inversor y de asunción de riesgo por parte de los inversores, derivado de la elevada liquidez disponible -tras años de políticas monetarias expansivas- y las escasas alternativas en la renta fija y otros activos. Por otro lado, una coyuntura con una economía aun convaleciente tras el shock de 2020, sumida en una recuperación menos vigorosa de lo estimado hace seis meses y con visos de revisión a la baja en las expectativas de crecimiento a raíz de los nuevos brotes. Añadamos unos mercados cotizando a múltiplos por encima de sus promedios históricos, así como unas valoraciones que en muchas ocasiones son difíciles de justificar atendiendo a los fundamentales empresariales. Sumemos también los diversos indicadores que constatan una sustancial subida de los índices de precios, cuya evolución -temporal o estructural- está todavía por dilucidar, pero que están derivando en las variaciones en las políticas monetarias y fiscales de algunos bancos centrales; unos cambios que tendrán su impacto en los mercados.
¿Qué lado de la balanza podemos esperar que pese más en 2022? Es difícil de pronosticar. Me inclino a pensar que los actuales datos respecto a la evolución de la pandemia van a ser la justificación para una extensión de algunos de los programas de estímulo, y que el panorama no va a cambiar demasiado en los próximos 6-12 meses en ese sentido. Y son esos programas de estímulo los que acaban 'dopando' a los mercados y les permiten -en gran medida- continuar con su positiva evolución, alejados en muchos casos de la realidad tangible de las empresas.
Con todo ello, y a corto plazo, considero que la mejor estrategia sigue estando centrada en aprovechar las oportunidades de compra en caídas de mercado y ser disciplinado con las ventas, una vez alcanzados nuestros precios objetivo. Lo que también creo es que cada vez estamos más cerca -especialmente si se constatan las subidas de los tipos de interés- del momento en el que la ingente cantidad de deuda sobre la que se sustenta el crecimiento de buena parte de las economías, unido al persistente y creciente déficit público, requieran de un ajuste severo en las actuales maneras de entender la gestión de la política presupuestaria. Ello acarreará una no menos severa corrección en los mercados.
Mónica Blesa, directora de Banca Privada de Caixa Popular
La visión general de Caixa Popular es positiva de cara al próximo año, ahora bien con ciertos matices. La inflación seguirá presente y tendremos que estar atentos a la evolución de la política monetaria, tanto en Europa como en Estados Unidos. El menor ritmo de compras de los bancos centrales va a influir en los mercados; como también lo hará la evolución de la pandemia y las posibles restricciones que se tengan que aplicar. Otros factores a seguir serán el precio del combustible y la evolución del abastecimiento de suministros -por el efecto directo que tienen en la industria y los beneficios empresariales-, así como los riesgos geopolíticos presentes y su futura evolución.
Desde el punto de vista geográfico, le vemos más recorrido a Europa que a Estados Unidos. En EE UU hay que estar, pero sobreponderamos Europa por las mejores valoraciones y expectativas. Respecto al mercado español, comentar que lleva mucho tiempo quedándose rezagado y todo parece indicar que los sectores más representados en el Ibex 35 -como por ejemplo el financiero- pueden verse favorecidos por las expectativas de evolución de los tipos de interés y el momento del ciclo. Con toda la cautela que nos genera un mercado tan particular como el español, le damos un peso acorde con su incidencia a nivel global, seleccionando empresas con ingresos estables y recurrentes, bajo endeudamiento y que remuneren al accionista. Respecto a China y los países emergentes, los incorporamos en menor medida como diversificación, al igual que los activos reales.
José Manuel García, socio director de atl Capital
El año 2021 ha sido bueno para los mercados; de hecho ha sido la continuación de la recuperación del segundo semestre de 2020. En la mayoría de las bolsas se han obtenido retornos de doble digito, a excepción de la española con un mucho peor comportamiento. En los mercados de renta fija, sin embargo, se han obtenido rentabilidades negativas tanto en la parte de bonos corporativos (investment grade o grado de inversión) como los soberanos. Esta es la base con la que vamos a empezar 2022.
Para atl Capital tres van a ser las claves que definan el comportamiento de los mercados, tanto de renta fija como de renta variable, como son la inflación, las políticas monetarias de los bancos centrales y el crecimiento de los beneficios empresariales; mientras que nuestra visión para los mercados para el próximo ejercicio es moderadamente optimista.
Vicente Carpio, cofundador de Finest Portfolio Ideas
Hay dos factores que condicionarán el comportamiento de las bolsas en 2022: por un lado, la evolución de la pandemia y el efecto del fin de las políticas monetarias ultralaxas de los bancos centrales -si finalmente se producen y que vendrán condicionadas por el primer factor- y la evolución de la inflación. Dicho esto, los inversores solo pondrán su dinero en empresas que aporten soluciones en este escenario tan complejo. La pregunta es saber cuáles son esas compañías y dónde cotizan. Haciendo un buen stock picking (selección de valores) es muy probable que 2022 pueda ser un buen año para las bolsas en general.
Ahora mismo la solución al problema de la pandemia la aportan la inteligencia artificial, las farmacéuticas, la tecnología que nos permita seguir funcionando o la biotecnología; pero no el sector financiero, que puede ver como aumenta la morosidad tras el parón de la actividad económica; o las aerolíneas; el turismo; o el comercio minorista.
Nunca llueve a gusto de los bancos centrales que se han pasado años buscando inflación y lamentablemente la presión es ahora mayor de lo esperada... y parece que va a prolongarse más de lo deseado. Pensábamos que las autoridades monetarias actuarían más rápido a la hora de retirar los estímulos y que los cuellos de botella en los suministros serían temporales, pero no ha sido así. Debemos buscar empresas que puedan repercutir esa subida de precios como energéticas o inmobiliarias, sin olvidar aquellas grandes compañías con posición de dominio en sus mercados y que puedan defender sus márgenes.
En este escenario no creemos que los inversores estén mirando al Ibex 35, al ser un índice con muchas taras, muy bancarizado, con una gran carga regulatoria y donde es difícil encontrar las empresas que a día de hoy aportan soluciones a los graves problemas que nos encontramos. Lo vemos estancado en el entorno de los 8.000 puntos, con mucho riesgo de romperlos a la baja si la cosa empeora.
Araceli de Frutos, responsable de la EAF unipersonal del mismo nombre
En líneas generales se espera que 2022 sea también un año positivo para las bolsas, a pesar del inicio de cambio en la política monetaria de la primera potencia mundial (Estados Unidos), que posiblemente tendrá continuidad en las autoridades monetarias europeas. No obstante, debemos estar vigilantes, ya que el entorno es cambiante, no es una foto fija y, por lo tanto, las estrategias a adoptar también.
Sin olvidarnos del riesgo de un repunte de la covid-19, la principal preocupación para los mercados es la inflación. La persistencia de unos niveles elevados de precios dañaría la capacidad adquisitiva de los consumidores reduciendo el consumo, las ventas de las compañías y los beneficios empresariales. Además, unos mayores costes de producción por el incremento de los precios de las materias primas impactaría sobre los márgenes de las empresas. Esta subida de inflación forzaría a ser más contundentes con las subidas de tipos. Tasas más altas y condiciones financieras más duras, encarecerían los costes de la deuda y de financiación de las compañías dañando así los márgenes.
No obstante, a medida que se solucionen los cuellos de botella en determinadas industrias en el proceso de apertura de nuevo de las economías -y se vuelva a nivel de inventarios-, las materias primas moderarán sus precios; eso unido al efecto base en la inflación puede que haga que los bancos centrales no se vean obligados a endurecer en exceso sus políticas monetarias, ya que los niveles de inflación se normalizarán. Por otro lado, los beneficios empresariales se estima que suban aunque no en la cuantía que lo han hecho en este 2021. Se prevé por el consenso subidas de 7% en los beneficios de 2022 aunque hay casas de análisis que lo elevan a más del doble (15%).
En la primera parte de 2022 podemos seguir estando positivos en renta variable aunque con un sesgo más defensivo, es decir, ponderando sectores menos volátiles o defensivos como el de salud o de renovables frente a sectores más cíclicos. Sin olvidarnos del tecnológico pero huyendo en este caso de empresas sobrevaloradas o que no generen beneficios en la actualidad, yendo a empresas más consolidadas. En concreto:
Luis Herrero, director de Singular Bank en València
Seamos conscientes de que la economía mundial continúa inmersa en una serie de incertidumbres que podrían marcar, sin duda, el devenir de los mercados. Entre otros factores están una pandemia que sigue con nosotros -y que nos sorprende con nuevas variantes-, los elevados niveles de inflación y la desaceleración económica de China. Cuando ya pensábamos que habíamos dejado atrás la crisis sanitaria y las economías volaban hacia la normalización, el repunte de los contagios -y la aparición de nuevas cepas- nos vuelven a situar varias casillas atrás.
Además, a diferencia de los últimos períodos bajistas desde el inicio de la pandemia, nos movemos ahora en un contexto de retirada de estímulos monetarios donde los bancos centrales empiezan a reducir el ritmo de compra de los programas de compras de activos y, en el caso de Reino Unido, con subidas de tipos. Con ello, las autoridades monetarias intentan adaptar su estrategia ante las crecientes presiones inflacionistas (ya nadie asegura que son 'pasajeras'), aunque el mensaje central sigue siendo de calma, y dejando la puesta abierta a la flexibilidad si las circunstancias empeoran. Por otro lado, la reintroducción en algunos países de medidas de distanciamiento social -para controlar la actual situación epidemiológica- genera nuevas alertas sobre una ralentización de la actividad económica, que tendría un claro impacto en las previsiones sobre las bolsas.
Todo ello nos hace mantener una actitud de cautela frente a la renta variable, si bien los activos de riesgo pueden seguir teniendo sentido, y las valoraciones exigentes pueden encontrar soporte en las políticas monetarias y fiscales (aún expansivas), el exceso de liquidez y la falta de alternativas en un entorno de tipos bajos.
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— j i s u 🐤 Mon Mar 23 01:04:05 +0000 2020
El Ibex 35 ha experimentado en 2021 un comportamiento irregular frente al brillo que han tenido otros índices, pese al fuerte impulso de los beneficios empresariales. En este sentido, en un contexto de crecimiento razonable de la economía y una inflación moderada, la bolsa española podría tener una rentabilidad superior a la media en 2022. Además, hay que tener en cuenta que algunos de los principales pesos pesados del índice doméstico siguen contando con un potencial alcista importante, lo que podría ayudar a que el selectivo repunte en 2022, siempre que la recuperación económica acompañe.
En este contexto, podríamos fijarnos en aquellos sectores que suelen comportarse bien en situaciones inflacionistas como infraestructuras, consumo personal, industria, semiconductores, equipamiento de salud y materiales. No podemos obviar, no obstante, las incertidumbres comentadas, por lo que tampoco daríamos de lado aquellos otros sectores más defensivos. Si empeora la situación epidemiológica, tecnología, salud y alimentación podrían volver a ser protagonistas en nuestras carteras.
Isabel Giménez, directora general de la Fundación de Estudios Bursátiles y Financieros
Con los dos últimos ejercicios marcados por la crisis de la covid-19 y una inflación que ya no puede denominarse transitoria, los inversores afrontan 2022 con optimismo cauteloso y diagnósticos dispares. Las previsiones para 2022 rondan el 5% de subidas en la bolsa americana, y por encima del 10% para las europeas incluida la española. , salud y alimentación son los sectores refugio frente a repuntes y nuevas cepas del virus.
En cuanto al mercado español, hay muchas dudas. Podemos ser optimistas por tener una valoración muy baja tras un año 2021, que terminará con una rentabilidad modesta, pese al fuerte impulso de los beneficios empresariales. En un contexto de crecimiento razonable, el Ibex 35 podría tener una rentabilidad superior a la media en 2022, es decir, por encima del 10%. No obstante, conviene recordar que la bolsa española tiene un perfil de riesgo superior a la media europea dada su concentración sectorial, su exposición a sectores cíclicos (financiero, industrial eléctrico), falta de grandes compañías de crecimiento, y su exposición a Latinoamérica, que la configura como índice emergente ante los grandes fondos internacionales.
La evolución de la bolsa española dependerá en gran medida del comportamiento de la inflación y de los posibles movimientos en los tipos de interés. Una eliminación de los tipos negativos sería muy beneficiosa para el sector financiero, mientras que los sectores industriales y eléctrico se verían beneficiados por una reducción de los costes energéticos. Asimismo considero que los valores del índice Ibex Gender Equality, que promueve la igualdad de género, suponen una oportunidad en el largo plazo.
Jesús Villegas, director de Renta 4 Banco en Castellón
Hablar favorablemente de los mercados y pensar que tendremos un buen 2022 -con todo el ruido alrededor-, no es un acto de fe ni mucho menos. No hace falta señalar la covid-19 y sus variantes, la inflación, los cuellos de botella en sectores como el manufacturero, transportes o materias primas, ni tampoco de la ralentización del crecimiento económico. Estos condicionantes ya los conocemos y los mercados se ajustan automáticamente. Incluso surgirán nuevos elementos adversos que hoy en día no los consideramos, que nos darán oportunidades de inversión ante episodios de volatilidad.
La liquidez existente en el mercado es muy significativa y si añadimos que los costes financieros -aún con expectativas de subidas de tipos- son muy bajos, cualquier caída va a seguir generando una oportunidad de compra en muchos activos de calidad. Es cierto que el crecimiento económico se está ralentizando, pero sigue siendo muy importante; mientras las valoraciones de muchas empresas están muy ajustadas. En Europa, por ejemplo, estamos ante un beneficio por acción de entre el 5-10%, una relación precio/beneficio (PER) de 16-17 veces y un potencial del 10%. Unos datos que se encuentran en el rango medio histórico, por lo que no se puede sostener que estamos ante un mercado caro.
El sentido común nos dice que tenemos que invertir lo más diversificado posible (global), sin centrarnos en un área geográfica concreta (EE UU) ni en un sector específico (tecnología) y tenemos herramientas para ello sin asumir costes relevantes. Pero, ¿y España?, ¿qué previsiones y expectativas hay? Últimamente tiene un comportamiento peor a otras zonas geográfica y eso, antes o después, tenderá a revertir, ya que hay empresas de mucha calidad (Inditex, ACS, Iberdrola…) con unas valoraciones muy justas y un potencial de en torno al 25-30%.
Antonio Jiménez, director territorial de GVC Gaesco en la Comunitat Valenciana
Terminamos 2021 mirando más allá de las aguas turbulentas en las que nos encontramos actualmente, con recuperación en los mercados globales a niveles prepandemia y con una excepción en Europa, que es España dada a la composición particular del mismo. Bajo nuestro punto de vista, consideramos que la volatilidad para 2022 aumentará, con unas rentabilidades más ajustadas, que podrían rondar entre el 5% y el 10%.
Dentro de las aguas turbulentas anteriormente mencionadas, nos encontramos con una inflación elevada derivada en mayor medida por los problemas en la parte de la oferta y habrá que ver si los consumidores son capaces de absorber las subidas de precios que la empresas aplicarán a sus productos. Por otro lado, existe un riesgo de sobrerreacción de los bancos centrales, que podrían imprimir volatilidad por la confirmada retirada de estímulos y posibles subidas de tipos de interés. Si a todo ello sumamos las posibles variantes de la covid-19 y algunas tensiones geopolíticas -caso de Rusia con Europa en relación al gas-, hace que debamos ser muchos más selectivos en 2022.
Dentro de esta búsqueda de valor se ha de buscar temáticas de inversión que sean resistentes a la volatilidad del corto plazo haciendo un stock picking (selección de valores), compañías que puedan funcionar de forma bastante independiente a los movimientos del mercado con marcas fuertes, con productos no sustituibles o en oligopolios
Por sectores, apostaríamos por energía turismo, construcción, renovables, tecnología y consumo discrecional y dentro de ellas empresas como Banco Santander -por su diversificación geográfica- y Unicaja en el sector bancario; o Ebro Foods, Inditex, Fila y Unilever en el de consumo donde creemos que podrán trasladar los precios al consumidor. En el constructor, tanto FCC, Sacyr y la cementera Buzzi; y aseguradoras como Axa y Catalana Occidente podrían también tener un buen comportamiento en 2022. Otro sector rezagado ha sido el de las 'telecos', que junto a compañías como Cellnex y empresas de automoción -Gestamp y Stellantis-, también podrían encajar dentro de la diversificación.
Para concluir, y como aspectos positivos, tras las correcciones de las últimas semanas, nos encontramos con el actual upside potencial del 20% en España, 17% en Europa y 9% en Estados Unidos, que junto a una buena visibilidad de resultados empresariales y con una rentabilidad libre de riesgo baja favorecerá la inversión en renta variable; pero eso sí deberemos configurar una cartera mixta entre valores defensivos y de riesgo para poder limitar lo máximo posible la volatilidad futura.
Pilar Lloret, directora general de Nao Sustainable Asset Management
Los grandes índices de renta variable -si incluimos la rentabilidad por dividendo- cierran el año en positivo. Lo hacen apoyados en una recuperación económica sustentada por el levantamiento gradual de las restricciones de la pandemia y el impulso del apalancamiento financiero barato cortesía de los bancos centrales. Ante estas tasas de crecimiento, no ha tardado en calentarse la economía y ha aparecido con fuerza la tan esperada inflación, derivada en este caso del alza en los precios de las commodities, que junto con otros problemas de oferta ha provocado que se desacelere el crecimiento, y que las autoridades monetarias comiencen a hablar de retirar estímulos.
Esta situación nos deja un escenario para 2022 marcado por la incertidumbre acerca de los costes financieros y los retornos de los bonos -Estados Unidos ya procede a ejecutar el tapering y Europa le seguirá-, lo que influye de manera directa en las valoraciones del resto de activos, incluida la renta variable.A todo ello se suma la expansión de Ómicron, la nueva variante de la covid-19, que apunta a ser la predominante en el mundo.
Todas estas incertidumbres en el mercado nos hacen que miremos el comienzo de 2022 con cautela. Seguiremos invertidos en tendencias alineadas con la sostenibilidad y a través de compañías con un modelo de negocio interesante, con una robusta salud financiera, generación de caja sólida y que realmente cuidan del accionista. Mantenemos, además, una elevada liquidez para poder aprovechar las oportunidades de compra que puedan aparecer.
José Luis Flores, banquero senior en A&G Banca Privada
Las bolsas en general son nuestro activo preferido en la estructura de las carteras. Acaba un año 2021 en plena ola de la covid-19 que resta fuerza sobre la recuperación global esperada, que ha llegado a sembrar dudas sobre una posible estanflación futura, pero que es algo que no vemos. Pensamos más para 2022 una paulatina recuperación global y una inflación persistente, que de dispararse más de lo descontado por el mercado sería uno de los mayores riesgos a los que se enfrentan los inversores. Es la renta variable la que puede proteger más de esa depreciación del dinero. En este sentido, nuestra recomendación no es tanto geográfica sino de rotación sectorial, evitando los valores de crecimiento sobrevalorados y rotando hacia sectores que se benefician de la normalización de la curva de tipos o son los que protagonizan ese fenómeno de persistente inflación.
Particularmente en España, vemos mayor incertidumbre que en otras regiones y una economía más ligada a la reapertura que el resto. En términos de valoración es de las bolsas más castigadas, mientras que cuando se vayan despejando las dudas, será un mercado con gran potencial, pero necesitamos aparcar la pandemia para comenzar a pensar en fundamentales. Será fácil ver un rebote fuerte cuando se empiece a descontar la normalización de la situación, pero el hecho de que esas subidas sean algo duradero dependerá de cómo quedan las ayudas de Europa, a qué se van destinando los fondos y qué reformas estructurales se van implementando o modificando en uno u otro sentido.
El escenario principal es que España tiene un desenlace final positivo después de toda la volatilidad y las decepciones que estamos viendo, pero preferimos esperar a ver que se van cumpliendo los hitos necesarios.
Antonio Aspas, socio y cofundador de Buy & Hold
Actualmente existen tres variables que marcarán la evolución de las bolsas 2022: la covid-19, la escasez de suministros y la inflación. En general confiamos en que las tres se resuelvan positivamente:
Por ultimo y con relación a la bolsa española, vemos como otro año más, la evolución de esta ha sido claramente inferior a la de las bolsas europea y en mayor medida, a la de las bolsas americanas. El problema es que la bolsa española tiene un peso muy elevado en el sector financiero y en sectores tradicionales con pocas barreras competitivas, que se han visto presionados por la aparición de nuevos competidores gracias a la disrupción digital. De ahí que esperamos que el comportamiento de la bolsa española siga siendo inferior a la de las principales europeas o americanas.
Marc Leutscher, cofundador de gCapital Wealth Management EAF
El año 2022 se caracterizará por un año de 'normalización' muy similar a lo que ocurrió en 2004 y 2010, donde las políticas monetarias y fiscales comienzan a ser menos favorables al crecimiento global. Se espera que los responsables de desarrollar las políticas adopten una postura más estricta tras dos años de medidas de gran apoyo. Sin embargo, la fuerte recuperación observada a principios de 2021 se ha moderado y sigue siendo desigual entre las regiones económicas. El crecimiento más lento en Estados Unidos y China, la amenaza que representan las nuevas variantes emergentes de la covid-19 y los cuellos de botella de la cadena de suministro continúan planteando desafíos para el crecimiento global y la inflación.
Seguimos siendo moderadamente optimistas sobre la renta variable, dado el punto en el que nos encontramos en el ciclo económico. El crecimiento podría tener otra ronda de sorpresas alcistas, dando a las acciones ventaja sobre la renta fija. Pero estamos lejos de la unánime visión alcista del mercado visto en 2020. Dadas las elevadas valoraciones, particularmente en Estados Unidos, tendremos que buscar oportunidades más tácticas. Esperamos que el entorno del mercado sea más volátil.
Entendemos que a los mercados emergentes les vaya mejor que a los mercados desarrollados. La visión positiva sobre los emergentes se basa menos en la reactivación comercial -teniendo en cuenta la política de 'covid cero' en China- sino más bien en una visión favorable sobre la estabilización de las políticas monetarias. Dentro de los mercados emergentes, esperamos que dominen algunas ventanas de oportunidad atractivas, y una que estamos observando de cerca es la tecnología de China frente a la norteamericana, teniendo en cuenta los desafíos a los que el sector se ha enfrentado en los últimos seis a nueve meses.
También se espera que las acciones de valor (value) tengan un buen comportamiento durante 2022 debido a la recuperación económica en curso. El value se ha quedado rezagado y hay espacio para ponerse al día. Sin embargo, el timinig probablemente dependerá de la percepción del mercado sobre la trayectoria de los tipos de interés.
Por último, España todavía con un PIB un 6,6% por debajo del período precovid se encuentra actualmente a la cola de la recuperación europea. En 2022 es previsible que se cierre la brecha de crecimiento con Europa, con la vuelta esperada en el primer trimestre de 2023 a los niveles precovid. Esto vendrá apoyado por el ahorro acumulado (consumo privado), las inversiones en nuevas tecnologías de los planes de recuperación (inversión) y el turismo (exportaciones).