Artículo de Paola Sandoval Huerta *
Soy Paola Sandoval Huerta, mexicana, tapatía y sobreviviente de cáncer de mama. Vengo de una familia de médicos, desde mi abuelo paterno hasta mi hermano que es el último que ha estudiado esta gran profesión.
Crecí escuchando un juego de palabras que tiene que ver con los signos del zodiaco cuando se referían a que a alguna persona se le había detectado cáncer. El humor de algunos médicos suele ser un poco agrio, el de mi papá no es la excepción.
Ese juego de palabras retumbó en mi ser el 3 de julio de 2018, cuando me entero de que tengo una lesión en mi pecho con el peculiar nombre de “Piaget”, ligada a un posible cáncer de mama. De esto me entero de la manera más sui géneris. Ésta es mi historia.
Mi médico de cabecera me entregó el resultado de la biopsia que me habían hecho sin explicármelos bien porque prefirió que la especialista me explicara, algo que suele entrar en el protocolo.
No funcionaron sus intentos de tranquilizarme hasta que tuviera mi cita con la dermatóloga. Además de ser una persona curiosa y de venir de médicos, leer el resultado me inquietó porque recordaba de manera muy ambigua algo sobre esta enfermedad y que tenía que ver con el cáncer. No no dudé ni un instante en meterme en el famosísimo san Google para investigar al respecto. Escribí “Piaget” y, al dar click en el buscador, inmediatamente me remite a una página de cancerología, lo que confirmaba mis sospechas. Sola y con mi alma me entero de mi posible cáncer.
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— MiGuεl CaRvAjAl ® Mon Apr 08 16:57:44 +0000 2019
Toda mi vida se me vino de golpe a la mente y él único gran miedo que palpitaba fuertemente en mi corazón era dejar huérfano a mi hijo que estaba por cumplir los 2 añitos, mi segunda preocupación era como darles una noticia de esta envergadura a mis padres, a diez mil kilómetros de distancia.
En pleno estado de shock decido hablarle a mi hermano también médico, explicarle lo que me estaba pasando y pedirle su ayuda para que hablara con mi papá de profesional a profesional y más aún de ginecólogo a ginecólogo.
Al escuchar la noticia movido por ese maravilloso amor fraternal, mi hermano me propone que me vaya a México. Vivo en Toledo con mi esposo y un mini mexiñol, es decir mi hijo mitad mexicano y mitad español. Específicamente sugiere Guadalajara, nuestra tierra, donde se compromete a encontrar a uno de los mejores médicos onco-ginecólogos del país, ya que son grandes amigos y trabajan en equipo en situaciones de esta índole.
Pero aún me faltaba hablar con mi esposo para darle la noticia y que juntos tomáramos decisiones. Después de analizar pros y contras decidimos aceptar el ofrecimiento de mi hermano de irme a México a tratarme, lo complicado de este asunto es que ante este tipo de enfermedades el tiempo vale oro y entre más rápido sea uno atendido es mucho mejor.
Foto: National Cancer Institute (Unsplash)
Así que el 8 de julio ya estaba tomando un avión junto con mi hijo, con una maleta llena de esperanzas para salir adelante de todo esto. El 9 de julio me hacen los estudios pertinentes donde se confirma que tengo un tumor por lo que me tendrían que operar, el 14 de julio me practican una mastectomía radical y ese día vuelvo a nacer, porque a pesar de que pierdo una parte de mi cuerpo que está muy ligada a mi feminidad y maternidad al quitármela se estaba limpiando mi cuerpo de este otro cuerpo que amenazaba fuertemente con dejar huérfano a mi hijo a tan corta edad, además de que soy una mujer que disfruto mucho vivir, que amo intensamente a mi familia, amigos y mis dos tierras, México y España, así que si era necesario que me quitaran el pecho y alguna otra parte de mi cuerpo estaría dispuesta a ello.
Enfrentar el cáncer no es una tarea sencilla, si les contara todos y cada una de mis andanzas durante todo el tratamiento, los obstáculos que tuve que saltar necesitaría mínimo diez cuartillas, simplemente esa no es mi intención. Lo que me interesa compartirles son las principales enseñanzas que me trajo como regalo esta experiencia:
No sé qué va a pasar el día de mañana. Lo que sí sé es que el día que deje este mundo lo haré tranquila porque estoy viviendo lo mejor que puedo con lo que tengo. Que lo mejor que puedo hacer por mi hijo, esposo, familia y amigos es ir dejando experiencias de vida para que, cuando me recuerden, se les dibuje una sonrisa en el rostro, suelten alguna que otra carcajada, que si rueda una lagrima sobre sus mejillas las saboreen en su labios, tomen su bebida favorita y brinden por lo maravilloso que es vivir.
Espero que la ciencia avance de tal manera que el significado de la palabra cáncer sea única y exclusivamente el nombre de uno de los 12 signos del Zodiaco.
* Licenciada en Relaciones Industriales y Maestría en Administración. Tiene más de 15 años de experiencia en recursos humanos trabajando en empresas Nacionales e Internacionales y 10 años de experiencia como docente en carreras administrativas. Es consultora en medianas y pequeñas empresas. Miembro de la Coordinación de Comunicación en la Red Global Mx, Capítulo España.