ALFONSO TORICES Madrid
Los niños y jóvenes españoles manejan con naturalidad móviles, tabletas y ordenadores. Son nativos digitales y se mueven con destreza por las aplicaciones, los chat o las web, pero la gran mayoría no es capaz de charlar con el ordenador, de exprimir las posibilidades de una hoja de cálculo, de fabricar sus propios programas -ajenos a los intereses comerciales y de otro tipo de los gigantes tecnológicos-. En tres palabras, no saben programar.
Francisco Vico, catedrático de Inteligencia Artificial de la Universidad de Málaga, está convencido de que el chico que en pocos años no esté iniciado al menos en los rudimentos del lenguaje computacional padecerá un nuevo analfabetismo. Semejante al que hace décadas no sabía leer o escribir o el que hoy en día no se maneja en inglés. Aprender el lenguaje de las máquinas, asegura, otorgará a la nueva generación ventajas competitivas en lo profesional, pero también ampliará su capacidad mental y la dotará de competencias y habilidades para la toma de decisiones y la resolución de problemas.
Este ingeniero informático, que este jueves en Málaga fue uno de los ponentes principales de 'Next Spain', el nuevo foro de debate tecnológico y lugar de encuentro del sector impulsado por Vocento, vaticina que «saber programar será más valorado que un segundo idioma». Vico, que hace una década creó el primer ordenador capaz de componer música, lleva un lustro dedicado a su sueño: lograr que los escolares españoles esquiven la brecha digital y acaben la enseñanza obligatoria con conocimientos al menos básicos de programación.
Tenía claro que los conceptos y métodos de la computación eran demasiado complejos para niños y adolescentes. Que Mahoma tenía que ir a la montaña. Por eso creó la plataforma 'Toolbox. Academy', que ya usan más de 500 colegios e institutos de Andalucía y País Vasco, pero también de Colombia, Chile o México, y con la que han aprendido a programar 22.000 chicos de Primaria y ESO.
Es un método sencillo, que se adapta a la edad y capacidades del menor, y que le permite asimilar conceptos básicos de programación entre juegos y retos. Tiene contenidos preparados para usarlo mientras se enseñan Matemáticas, Física, Biología o Lenguaje y permite progresar, según el esfuerzo de cada uno, casi sin límite. La programación es un lenguaje y, como otros idiomas, los niños la aprenden casi sin darse cuenta.
Vico ha completado su método con píldoras audiovisuales de cinco minutos, los 'Txac Planet' (Canal Sur y ETB), y con una competición anual entre colegios, el 'TXACkathon'. Ahora trata de convencer a familias, empresarios y administraciones para dar el siguiente paso, el 'TX10'. Un curso de diez horas, ameno, con retos, relatos o canciones, que los centros podrían impartir cuando crean conveniente, para que los escolares de 6 a 18 años manejen unas habilidades de programación para «saltar la barrera inicial y continuar aprendiendo».
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