Por: Mario Chao*
Es impresionante echar un vistazo a cómo se veía el futuro en los libros o en las caricaturas de hace cincuenta años y descubrir que muchas de las cosas que en ese entonces se percibían como imposibles o sumamente lejanas, ya existen y las utilizamos en nuestro día a día. En la actualidad, el uso de la tecnología es básico en la vida de las personas y mucho más en la de las empresas.
Una tendencia similar, pero muchísimo más acelerada, ha ocurrido en el amplio campo que conocemos como Inteligencia Artificial (IA). El sustancial incremento en la actividad de investigación y desarrollo en este campo (especialmente en Machine Learning, Computer Vision, Pattern Recognition, entre otros) así como los avances tecnológicos que permiten un incremento exponencial del poder de cómputo para hacer viable la ejecución de algoritmos complejos en tiempo real, ha llevado a una auténtica revolución en el uso de la Inteligencia Artificial en el sector productivo y empresarial. En los últimos años hemos visto que la IA ha sido capaz de lograr resultados equivalentes en precisión y calidad a los logrados por especialistas humanos en una amplia gama de campos que requieren especialización y razonamiento.
No es de extrañar entonces la apuesta de las empresas por utilizar estos avances en sus procesos de negocio. Según “The AI Index 2019 Annual Report”, publicado recientemente por la Universidad de Standford, las inversiones más importantes se están produciendo en el uso de robots para automatización, en la gestión de la cadena de suministros, y en la automatización industrial. Según este informe, la inversión en Robot Process Automation superó ya el billón de dólares anuales a nivel global.
Para llegar a este punto se han tenido que dedicar muchas horas a la investigación y desarrollo pero también se han tenido que superar ciertos obstáculos, como la reticencia de las personas y organizaciones a lo nuevo. En el mundo siempre han existido países que van a la cabeza en cuanto al desarrollo y adopción tecnológica, como Estados Unidos, Europa y en las últimas décadas, China; y otros que comienzan la adopción un poco más tarde. Los países de América Latina se encuentran en el grupo de aquellos que se atreven a probar las innovaciones, pero a un ritmo medio, donde a pesar de que unos son más intrépidos que otros, suelen mantener el riesgo a un nivel moderado.
En ese sentido, aún es difícil encontrar en la región un gran número de empresas early adopters en el uso de inteligencia artificial incluso cuando, según nuestro más reciente estudio “La inteligencia artificial en las compañías latinoamericanas”, un 58% de los líderes empresariales creen que la IA podría revolucionar su negocio. Son casos excepcionales las compañías que tiene un alto grado de madurez en la adopción de esta tecnología.
En nuestra región, Brasil ocupa el primer lugar en cuanto a implementación de inteligencia artificial por inversión realizada, recursos involucrados o diversidad de aplicaciones; y Argentina se encuentra en el siguiente peldaño, pese a contar con una economía tres veces menor que la mexicana.
Para los que nos dedicamos a esto, no es sorpresa que las compañías cuyo modelo de negocio se basa en el tratamiento de información y datos sean las que van a la cabeza en Latinoamérica. Ejemplo de esto son los sectores de telecomunicaciones y financiero, quienes continuamente actualizan sus competencias clave y el talento requerido para no solo sobrevivir, sino mantenerse liderando en el futuro.
A diferencia de otros mercados, en México el verdadero reto para que incremente el uso de IA y se puedan ver sus beneficios está, en primer lugar, en superar el escepticismo de los equipos en cuanto a los resultados que se puedan ver a mediano y largo plazo y, en segundo lugar, en detectar cuáles son las necesidades de las empresas en donde esta tecnología puede resolver problemáticas específicas.
A pesar de que la economía mexicana es la segunda más importante en Latinoamérica se encuentra lejos de ser punta de lanza en cuanto a la implementación eficiente de inteligencia artificial. Este es el momento de que las empresas se atrevan y aprendan de las ventajas que esta tecnología les puede ofrecer, de lo contrario todos los sectores se verán cada vez más afectados y la brecha de conocimiento frente a otros mercados continuará incrementando con el paso del tiempo. En un mundo como en el que vivimos, donde una crisis puede ocurrir sin previo aviso, siempre irán un paso adelante aquellos que se mantuvieron abiertos y trabajando en hacer las cosas diferentes.
México tiene un enorme potencial para el desarrollo de la IA debido al tamaño de su mercado interno, y la diversidad de empresas en sectores industriales y de servicios donde aplicar creativamente esta tecnología. El reto está en formar el talento necesario para responder a la demanda, y seguir impulsando una dinámica de innovación y transformación en nuestras empresas.
Contacto:
Mario Chao es CEO de Everis México*
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