Un 12 de agosto de 1981, en el hotel Waldorf Astoria de Nueva York, IBM presentó la primera PC: era el modelo IBM/PC 5150 y las siglas corresponden a computadora personal en inglés, porque en esa época la mayoría de las computadoras eran empresariales o universitarias, y gigantes. Unos años antes (en 1977) había nacido Apple; en el medio, Commodore y Texas Instruments. Era un mercado que se estimaba pequeño, de nicho, pero no resultó así: IBM esperaba vender 241.000 computadoras en 5 años: alcanzó ese número en un mes.
“Ese número era mayor que todas las computadoras instaladas por IBM hasta entonces -le dijo a LA NACION Mark Dean, uno de los ingenieros detrás de la primera PC (los dirty dozen), hace unos años-. Eso era todo lo que necesitaba para convencer al área financiera, poner un número más grande hubiera sido una tontería.”
El final de los 70s fue un período de muchísima efervescencia tecnológica: además de Apple, surgió Atari en 1977; unos años antes Xerox había desarrollado la computadora Alto, con interfaz gráfica y ratón (participaron los ingenieros que antes habían desarrollado, junto a Bob Engelbart, el primer mouse); a principios de la década Intel había debutado con su primer chip, el 4004, revolucionario por ser el primero de propósito general, es decir, que no tenía una única función, sino que podía adaptarse según lo requiriera el software y que abrió el juego a la posibilidad de crear computadoras económicas y, sobre todo, personales.
En 1978 el pionero Ted Nelson, que acuñó el término hipertexto en 1965, dio una charla en IBM en la que habló de sistemas distribuidos y accesibles por todo el mundo para cualquiera, que iba en contra de la manera en que IBM se movía entonces, con sistemas centralizados, carísimos y monolíticos. La charla dejó pensando a William Lowe, un ejecutivo de IBM. Lowe (que murió en 2014) tenía 33 años entonces, y estaba a cargo del desarrollo de equipos “económicos” de IBM (servidores pequeños, con un costo de entre 90 y 50.000 dólares) pero entendía que los procesadores de Intel, las computadoras que estaban apareciendo y dispositivos novedosos como la calculadora de bolsillo HP-35, la primera en su tipo, iban a tener un impacto directo en su negocio. Sus revendedores, además, le pedían que usara piezas estándar para poder hacer reparaciones por su cuenta, y no tener que enviar los equipos a los centros de IBM, algo que era costoso y lento.
Así que habló con Frank Cary, el entonces CEO de IBM, y le propuso hacer una computadora personal para no quedarse fuera de esa negocio, con un precio de 1500 dólares. Pero con una salvedad. “No podíamos hacer las cosas al estilo IBM, desarrollando todos nuestros componentes; eso implicaba burocracia y mucho tiempo. Teníamos dos opciones: comprar una compañía de microcomputadoras (sugerí Atari), o hacer nuestra versión, pero usando componentes estándar”, le explicó a LA NACION en 2011. Eran necesario apelar a componentes externos, piezas que ya estuvieran en el mercado, aceleraran el proceso y, al mismo tiempo, le bajaran el precio a la computadora que soñaba Lowe para competir con Apple, Sinclair, Tandy y otros fabricantes.
Cary dio el visto bueno, puso a Lowe a cargo y le dio una misión: tener un prototipo listo en un mes. Así que Lowe llamó a ingenieros que conocía del proyecto DataMaster, que ya estaban trabajando en una computadora con un chip de Intel (contrariamente a lo que IBM hacía entonces, que era desarrollar por su cuenta todos los componentes). Eran doce ingenieros, que mudó a una fábrica de IBM en Boca Ratón, Florida. Se los conoce como los dirty dozen (la docena sucia), en alusión a la película Doce del patíbulo. Del ahora conocido Proyecto Chess se hizo cargo Don Estridge. A los doce originales se le sumaron otros ingenieros, notablemente Mark Dean (que creó la interfaz para poder usar un monitor o un televisor con la PC y tenía 25 años entonces), Dave Bradley (el inventor del Control-Alt-Delete) con 31 años, Noel Fallwell y Patty McHugh (la única mujer del grupo).
Patty McHugh fue la responsable de crear el motherboard, la placa base donde se sueldan y conectan el resto de los componentes de hardware de una computadora; hasta entonces todo se hacía en forma más rudimentaria, con cables y elementos dispuestos sin demasiado orden, y obligando a reescribir todo el firmware de la computadora (el código que permite a los diferentes componentes hablar entre sí, más allá del sistema operativo). Por eso a McHugh se la conoce como la “madre de la placa madre”: ella tuvo la idea de estandarizar la manera en que los diferentes elementos de hardware se conectarían a la placa base de la computadora, permitiendo su actualización sin tener que rediseñar todo desde cero.
En enero de 1981 ya eran 135, aunque todo se hacía en secreto. Tanto, que los ingenieros de Intel no podían ver el equipo, y tenían que guiarse por un osciloscopio para detectar, del otro lado de una sábana negra, qué era lo que podía estar funcionando mal. IBM eligió el chip Intel 8088 por sobre otros de rendimiento similar por una razón muy sencilla: era más barato, cortesía de Earl Whetstone, un vendedor de chips de Intel que entendió la conveniencia de tener a IBM como cliente. Pero una computadora necesita un sistema operativo para dejar de ser un montón de electrónica. IBM no tenía tiempo de desarrollar uno propio, así que en julio de 1980 acudió a Gary Kildall, que por entonces tenía el sistema operativo más popular del mundo, conocido como CP/M.
CP/M era un sistema operativo de línea de comando; faltaban tres años para que Apple presentara la Mac, con su interfaz gráfica inspirada en el trabajo de Douglas Engelbart, el inventor del mouse. Los ejecutivos de IBM fueron a visitar a Kildall (recuerde el lector: esto fue hace 40 años; las comunicaciones se manejaban de otra manera) y los recibió la esposa de Kildall, que se había ido a volar su avioneta. No hubo acuerdo (en parte porque para C/PM lo que IBM proponía era, a priori, un negocio menor) y los ingenieros detrás de la PC debieron pensar en una alternativa.
La solución la ofreció Bill Gates (que tenía 24 años y había fundado Microsoft en 1975), conocido entonces por haber hecho una versión del lenguaje de programación BASIC para la Altair 8800, y quien había recomendado hablar con Kildall. Gates no perdió tiempo: le compró a Tim Paterson, por 25.000 dólares, el QDOS (Quick and Dirty Operating System, un clon de CP/M), y lo contrató para que lo hiciera funcionar en la PC. Cuando la PC de IBM salió a la venta el sistema operativo se llamó PC-DOS. Gary Kildall se enteró, vio el QDOS y las similitudes con su propio producto, y amenazó con demandar a IBM; finalmente el CP/M fue ofrecido como sistema operativo alternativo para la PC.
“Mi participación en el diseño de la primera PC fue escribir el código que controla el hardware (la diskettera, el teclado), algo que la gente no ve en forma directa. Pero hay algo que también hice y que seguro todos conocen: elegí la combinación de teclas Control, Alt y Delete para reiniciar la máquina. Lamentablemente, fue un invento popular”, le dijo Dave Bradley a LA NACION en 2001.
Bradley escribió el BIOS (Basic Input Output System), el código que coordina el funcionamiento del teclado, los discos, la impresora, los puertos seriales, etcétera. Y aunque podía testear cada línea de código en alguno de los prototipos, “no todos podían hacerlo, y se preveía que las aplicaciones nuevas tendrían errores en el código, que colgarían la máquina -recordaba Bradley-, y no quería tener que apagarla, prenderla y esperar a que se cargara el sistema operativo cada vez que esto pasara. Por eso puse la función de reinicio con el teclado. Elegí Control, Alt y Delete porque las dos primeras estaban sólo a la izquierda, bien alejadas de la otra, que además tiene una buena sensación negativa (Delete significa borrar, en inglés). Lo decidí en 5 minutos; lamentablemente para la historia, no me pasé una semana dándole vueltas al asunto”.
En abril de 1981 estuvo listo el diseño de la computadora, y en agosto fue presentado en el hotel Waldorf Astoria, en Nueva York. IBM la promocionaba como una computadora “para los negocios, la escuela y el hogar” (una multiplicidad de usos novedosa para la época), a un precio muy atractivo: 1565 dólares de la época. Si se pagaba casi el doble se tenía un monitor monocromático, aunque se podía usar con un televisor convencional. Se podía elegir entre usar el PC-DOS (40 dólares) o el CP/M de Kildall por 240 dólares.
La IBM PC 5150 tenía un chip Intel 8088 a 4,77 megahertz, 16 kilobytes de memoria RAM y otros 50 KB de memoria de sólo lectura. Entre los accesorios estaban un monitor, una impresora, dos disketteras de 5,25″, un adaptador para juegos, paquetes de aplicaciones y memoria RAM extra (hasta un máximo de 256 KB). El equipo se podía comprar sin diskettera, para cargar los programas grabados en un cassettera convencional.
“No fue el primer equipo en el mercado, pero logró ser así de exitoso porque usamos una arquitectura abierta, con componentes estándar. No tenía mejor diseño que las Apple de entonces -dijo Mark Dean en una entrevista con LA NACION hace años- pero abrimos el juego para que participaran otros, publicamos el diseño y el código, y al permitir la creación de un sistema compatible y también de adaptadores y placas hechas por terceros creamos una industria. Además esto nos permitía encontrar más rápido errores en el código o el diseño, porque había más gente mirando eso”.
IBM estimaba vender unas pocas unidades, menos de 250.000 en cinco años (en 1977, para tener una referencia, toda la industria vendió menos de 50.000 computadoras). Pero se quedaron cortos. Sólo en 1983 IBM vendió más de 750.000 equipos. En abril de 2002, 20 años después del debut de la PC de IBM, se habían vendido mil millones de computadoras x86, fabricadas por IBM o por sus competidores (lo que en los 80s se llamaban clones). En 2007 se superó la marca de los 2000 millones de PC vendidas.